Ya nos habían hablado de él pero, claro, hasta que no lo tuvimos delante no nos dimos cuenta de su belleza. La verdad que el Palacio Real de Aranjuez es uno de esos edificios que impacta por muchas cosas, empezando por su entorno. Enclavado entre los ríos Tajo y Jarama, la historia que encierra es también digna de apreciar.
Aranjuez se halla a unos 48 kilómetros al sur de Madrid. Su Palacio Real está catalogado desde el 2001 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. ¿Su historia?. Llena de avatares, casi tantos como habitaciones y salones tiene el edificio. Si reserváis vuestros vuelos Madrid ya sabéis, no os quedéis solamente en la capital.
Todo comenzó en 1560, con la colocación de la primera piedra del conjunto. No sé si aquel día se imaginarían lo que más tarde nos encontraríamos nosotros. Quedó tan contento Felipe II con el Escorial, que encargó la construcción de este palacio a los mismo arquitectos, Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. Para qué cambiar, ¿verdad?.
No se terminaría el Palacio Real de Aranjuez hasta el reinado de Fernando VI. Un palacio con un patio interior, cuatro alas, el Jardín Real y la Real Casa del Labrador. Todo el conjunto es de enorme belleza, desde su fachada barroca en rojo y negro, hasta el interior, con escaleras fastuosas y salas exquisitamente decoradas.
La mayoría de los muebles que se pueden ver en el interior y la decoración de las paredes data del siglo XVIII. Seguro que quedaréis fascinados con las pinturas de Brueghel o Lucas Jordan, así como con sus tapices y otros objetos de gran valor. Ni que decir tiene que la visita debe comenzar con un paseo por los jardines, con su naturaleza y sus magníficas fuentes y estanques.
Ya en el interior del palacio las estancias reales están un poco recargadas de cuadros, por lo menos para mi gusto. Hay esculturas, mobiliario de la época de Isabel II, pinturas decorativas en el techo… y hasta una habitación inspirada en la Alhambra de Granada, el Gabinete Árabe. En esta sala os imaginaréis estar en algún cuento de Las Mil y Una Noches.
No me extraña que a los reyes españoles les gustara pasar largas temporadas en el Palacio Real de Aranjuez. La majestuosidad de las estancias se equipara con la belleza de los jardines. Dicen que Alfonso XII pasaba horas y horas caminando por ellos, sintiendo el aire puro de la cercana serranía madrileña.
Ni que decir tiene que este palacio es una de esas visitas imprescindibles que debéis hacer si viajáis a Madrid.
Foto Vía Esacademic
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