Cada vez que tengo la oportunidad de ir, siempre me llevo algo distinto, un sabor nuevo de Gijón, una ciudad que sigue su camino elegante y tradicional, pesquero, con sus calles y plazas empedradas, añejas, populares.
Con el paso de los años Gijón se ha convertido en algo más industrial, siempre sin perder el encanto de lo viejo, su centro histórico de Cimadevilla, que tanto gusto en recorrer. Asomaros al Palacio de Revillagigedo para tener unas preciosas vistas del paseo marítimo y otros edificios de interés en la ciudad.
Estrechas callejuelas adoquinadas os saldrán al paso en Cimadevilla. Casas tradicionales que, al cobijo de la lluvia, muestran un encanto peculiar. Desde Cimadevilla podéis acabar en el Parque de la Atalaya, con preciosas vistas al puerto y la costa. Aquí veréis la escultural Elogio al Horizonte, del escultor Chillida.
Pero Gijón sigue mucho más, como el ya mencionado Palacio de Revillagigedo, quizás el más impresionante de la ciudad. Data del siglo XVIII y, si os fijáis bien, presenta una mezcla de estilos, entre el neobarroco y el neorenacimiento. Si queréis pasar al interior os encontraréis con una galería de arte del siglo XX.
Me gusta perderme por las calles de Gijón, cosa que deberíais hacer vosotros. Ahora, con el paso del tiempo y las veces que he podido ir, lo hago sin rumbo fijo, vagando, apareciendo ante mis ojos la Plaza Mayor, con su Ayuntamiento, la Iglesia de San Juan Bautista o la preciosa Playa de San Lorenzo. No es la única playa en la ciudad, que cuenta en total con nueve, pero sí la principal.
A la caída de la tarde siempre me gusta acercarme al estuario del río Piles, junto al Parador de Gijón, al otro lado de la Playa de San Lorenzo. Un lugar evocador, de bellos atardeceres asturianos, junto al Parque de Isabel la Católica.
Sin tenéis tiempo, visitar el Museo de Gaspar Melchor de Jovellanos, casa natal de este escritor del siglo XVIII. No ya sólo por los recuerdos que os traerá de este insigne personaje, sino porque se halla en una de las casas señoriales más interesantes de la ciudad.
Por último, podéis acercaros hasta la Universidad de Gijón, de mediados del siglo XX, justo frente al Jardín Botánico Atlántico, con 25 hectáreas y más de tres mil variedades de plantas.
Gijón es un lugar sencillamente precioso, tradicional, marinero y popular, un encantador destino asturiano que os hará soñar con el mar y el color de sus casas y tejados.
Foto Vía L’antoxana
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