Esta época en la que estamos ahora, otoño e invierno, es la mejor para visitar Córdoba. Sí, porque en verano, por ejemplo, las temperaturas llegan en ocasiones a sobrepasar los 40 grados, y resulta imposible disfrutar una ciudad con tanto encanto. Además, el ambiente será más relajado, menos turistas en las calles y en los museos, los edificios, los bares, etc…
Córdoba era la capital cultural, política e intelectual del imperio islámico en España. Calles, patios y plazas así lo atestiguan. Todo este sueño atrapado en el tiempo lo podéis vivir en el barrio de la judería, el barrio judío original, corazón del centro histórico de la ciudad. Este laberinto de callejuelas serpenteantes tiene un aire casi triste cuando está vacío por la noche. Durante el día, sin embargo, sus tiendas y bares son un bullicio constante.
Nada más levantarnos, tenemos que dirigir nuestras miradas hacia la Mezquita de Córdoba, la tercera más grande del mundo. Se tardó hasta dos siglos en construirse, y toda ella domina la Judería. Se trata de una hazaña monumental de la arquitectura, que alberga incluso una catedral renacentista entre sus muros. El contraste de estilos bajo un mismo techo resulta sorprendente.
Por la tarde podemos decidirnos en pasear un poco, o bien pararnos en cualquiera de sus bares y tomar una tapa y un buen vino de la zona, como el Montilla Moriles. En la Plaza del Potro se halla el Museo de Bellas Artes y la Posada del Potro, es decir, visita cultural y gastronómica en uno. En esta posada comió, allá por el siglo XVI, un tal Miguel de Cervantes.
Desde aquí, podemos ir hacia los Baños Árabes de la Mezquita. Estos baños mixtos tradicionales, en su época lugar de las abluciones islámicas, ofrecen ahora baños de agua caliente y fría, así como un celestial masaje para dejarnos como nuevos. A media tarde, con la siesta de los cordobeses, quizás el aire sólo se vea roto con el rasgueo de alguna guitarra.
Si paseáis por Córdoba, y véis alguna puerta entreabierta, os recomiendo que miréis un poco. Detrás de las paredes blanqueadas de la fachada se esconderá, tal vez, alguno de esos maravillosos patios cordobeses, ricamente decorados con flores y macetas. En mayo, precisamente, se celebra el Festival de Patios de Córdoba. No temáis, algunas puertas se dejan incluso entreabiertas para que los curiosos contemplen la maravilla de los patios.
Córdoba es un lugar que os enriquecerá cuerpo, alma y espíritu. Historia, cultura, belleza, misterios y leyendas prendidos en sus calles. Pasar un día en Córdoba es una de esas obligaciones que siempre solemos recomendar.
Foto Vía Adeveraux
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