He visto en mis viajes playas bonitas, pero quizás como la Playa de Berria, en la ciudad de Santoña, muy pocas. No me extraña que casi siempre esté llena de turistas que sólo sepan decir que es una de las playas más bonitas de Cantabria. Tumbados al sol de esta playa rememoramos el encanto de Santoña.
Santoña, la ciudad de las anchoas, puerto pesquero que se abre al Cantábrico. Sentado en este lugar uno mira la inmensidad del mar, sólo recortado por los pequeños barcos que cada noche van en busca del preciado tesoro de sus casas. Santoña, cuna del navegante Juan de la Cosa, quien dibujó el primer mapa que se conoce de América y el primer mapa mundi.
Precisamente en el paseo marítimo veréis un monumento a este navegante. Os recomiendo pasear por su puerto, especialmente a la caída de la tarde. Contemplaréis el Fuerte de San Martín, a los pies del Monte Buciero, fortaleza del siglo XVII que hoy alberga el Parque Cultural Monte Buciero. Qué mejor oportunidad que Santoña para reservar vuestros hoteles con encanto en Cantabria.
De Santoña recuerdo con especial interés su Iglesia de Santa María del Puerto, que data del siglo XIII, una de las iglesias más bonitas de Cantabria. Pero es una preciosidad seguir contemplando cómo el mar adormece Santoña. Nos acercamos a su marisma, declarada reserva natural, con el Monasterio de Montehano, construido en el siglo IX, dominando toda la marisma.
Paseamos por el centro histórico ahora de Santoña, visitando el Antiguo Hospital Militar, de principios del siglo XVIII y declarado Bien de Interés Cultural, además de la Casa Palacio del Marqués de Manzanedo, que data de 1864, rodeado de bellos jardines y que hoy alberga la Oficina de Turismo.
La Santoña histórica, la que tuvo que construir diversos fuertes para defender su bahía, la podemos contemplar en su Fuerte de Napoleón, el de San Carlos, y el anteriormente mencionado de San Martín, los tres protegidos por la Ley de Patrimonio de Cantabria.
Santoña es también tierra de palacios, como el Palacio Castañeda, de principios del siglo XX, o el Palacio de Chiloeches, del siglo XVIII, demostrando la riqueza de una ciudad que, como véis, no sólo se dedica a dar a conocer sus anchoas. Santoña hay que visitarla para darnos cuenta de la belleza de una región como Cantabria.
Foto Vía Travellers Book
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