Alrededor del Parque Nacional de los Picos de Europa hay una serie de pueblos pintorescos de enorme belleza. Son muchos los turistas que se acercan a ellos en busca del aire puro, las montañas y la naturaleza. De entre todos ellos hoy nosotros nos queremos quedar al amparo de las piedras de Potes.

Potes se halla a poco más de cien kilómetros al suroeste de Santander, por lo que seguro que encontráis muchas ofertas de vuelos para llegar. Conocido como la capital del orujo, no en vano se celebra un festival muy interesante aquí en el mes de octubre, el paisaje que nos rodea en Potes es absolutamente maravilloso.

Pasear por las callejuelas empedradas y sinuosas de Potes es una delicia, contemplando monumentos como la Torre del Infantado, uno de los edificios más hermosos de toda Cantabria, y que hoy es la sede del Ayuntamiento de Potes. La vista que se tiene desde este edificio, con las cumbres de los Picos de Europa como telón de fondo, es magnífica.

Precisamente el casco antiguo de Potes está declarado Conjunto Histórico Artístico. Destacan especialmente las piedras oscuras de su conjunto monumental, que parece correr entre los ríos Quiviesa, Deva y Bullón, que serpentean tan cerca que no dejamos de oir el rumor del agua en nuestra visita.

Hablando de estos ríos, no olvidaros de cruzar los puentes de San Cayetano y de la Cárcel, desde los que tendréis una panorámica medieval fascinante. No creo que haya un lugar mejor para adivinar cómo el tiempo ha dejado de correr definitivamente en Potes.

Pero para seguir descubriendo esta magia de la historia y el recuerdo hay que perderse por las callejuelas del barrio de la Solana. Un lugar peculiar, antiguo y encantador. Potes es de esos pueblos que engancha. Sus calles, sus casas nobiliarias y medievales, la amabilidad de sus gentes, el sabor tradicional…

A un lado y a otro, descendiendo hasta el río, cruzando sus puentes o buscando un bar para comer y probar su delicioso orujo, Potes es un lugar al que tenéis que escaparos al menos un fin de semana. Descubriréis de qué manera el tiempo puede llegar a moldear con su cincel de siglos una maravillas como Potes.

Foto Vía Albergue la Aldea

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