La ciudad costera de Pilar de la Horadada, al sur de la provincia de Alicante, tiene una historia que se remonta a la época de los antiguos íberos. Se trata de un pueblo encantador, escenario de muchas batallas a lo largo de los siglos, debido a su ibicación estratégica entre los reinos de Murcia y Valencia.
En realidad, Pilar de la Horadada es el nombre de la atalaya del siglo XV, situada en la cercana Torre de la Horadada, que fue construida para advertir a los habitantes de la ciudad de los ataques de los piratas berberiscos que navegaban a lo largo de estas costas. Estos piratas hicieron incursiones constantes entre los siglos XIV al XVII.
El Museo Arqueológico Etnológico muestra reliquias de las diversas culturas que han habitado la ciudad y la región, entre los que se incluyen los íberos, los griegos, cartagineses, romanos y árabes. La ciudad está situada en lo que antes era la ciudad romana de Thiara, situada en la importane Vía Augusta romana, antiguo Camino de Aníbal, que unía Elche con Cartagonova.
Debió ser una ciudad bastante importante para los romanos, ya que era centro agrícola, industrial y comercial, con embarcaciones que llegaban de todo el vasto Imperio Romano. Varios naufragios en sus costas dan testimonio de esta importante ruta marítima romana.
A los romanos les siguieron los musulmanes, que permanecieron en la ciudad durante cinco siglos, siendo expulsados en el siglo XIII durante la reconquista cristiana. La famosa torre se construyó en 1591 por orden de Felipe II, y sufrió varios ataques piratas durante el siglo XVII.
Posiblemente la fecha más importante en la historia de Pilar de la Horadada sea el 30 de julio de 1986, cuando se independizó de Orihuela, celebrándose desde entonces una fiesta anual. El pueblo se ha basado principalmente en la agricultura, aunque en los últimos años, gracias a su historia, el turismo también ha calado en la ciudad.
Los lugares más interesantes para visitar en el Pilar de la Horadada son su atalaya del siglo XV, las ruinas romanas de Thiara, la Reserva Natural de Río Seco, con una preciosa variedad de palmera enana, en peligro de extinción, la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Pilar, reconstruida en 1986, y el Museo Arqueológico Etnográfico.
Sus fiestas más importantes, además de la citada del 30 de julio, tenemos las dedicadas a la Virgen del Pilar, los fines de semana de septiembre y octubre, la Romería de San Isidro en mayo, y el Festival de Blues que se celebra en la playa de las Higuericas en agosto
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