Escondida en un valle y rodeada por el exhuberante paisaje alpino de las estribaciones de los Pirineos, tenemos a la bella Pamplona, capital actual de Navarra. Si visitamos Pamplona tenemos que perdernos por el encanto de la ciudad vieja, donde se hallan los principales puntos de interés. Para tenerlo más fácil, podemos dividir esa ciudad vieja en tres partes: la Navarrería, que es la parte más antigua de la ciudad, y San Cernin y San Nicolás, que datan del siglo XII.
A Pamplona la fundaron los romanos, que la llamaron Pompaelo. Más tarde Pamplona pasó por las manos de los visigodos y los musulmanes. En el siglo VIII Pamplona había formado un pequeño núcleo ferozmente independiente, que pronto se convertiría en el reino de Navarra.
Por su situación Pamplona fue también un lugar emblemático para el célebre Camino de Santiago, que garantizó el desarrollo y el éxito de la ciudad. Desde hace más de mil años, los peregrinos salen desde Pamplona para llegar hasta la tumba del apóstol en Santiago. Fue precisamente la peregrinación a Compostela la que propició el hecho de la aparición de una notable arquitectura religiosa en la ciudad.
El corazón de la ciudad vieja es la extensa Plaza del Castillo, un centro constante de actividad rodeado de hermosos y elegantes cafés. Tenéis que perderos sin duda por el resto del centro de la ciudad, ya que está lleno de rincones inesperados. Maravillosa arquitectura, artesanía, museos y mucho más. Pararos a tomar un pintxo en cualquiera de los bares que os encontréis, y luego acercaros a la catedral gótica o a aprovechar la vibrante vida nocturna, descubriendo los restos de las murallas que aún quedan.
Uno de los aspectos que más me impresionaron de Pamplona son la gran cantidad de parques que tiene, y que la convierten en una de las ciudades más verdes de Europa. Al suroeste encontramos la Ciudadela, construida siglos atrás para defender a la ciudad de los invasores. Hoy tiene amplios jardines, un montón de bancos para sentarse y senderos para pasear. Sin duda que la Ciudadela es uno de los grandes atractivos para pasar la tarde en Pamplona.
Pero para muchos Pamplona son sus Fiestas de San Fermín y sus célebres encierros, que ya recogería en sus novelas hasta el propio Ernest Hemingway. Las calles del centro de la ciudad se llenan día y noche de fiesta durante toda una semana en el mes de julio, convirtiéndose en una de las fiestas más populares del mundo. Sin embargo, como véis por sus pintorescas plazas y su arquitectura, Pamplona es mucho más que San Fermín.
Foto Vía Incoming Navarra
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