Allá arriba vigila nuestra llegada a Lérida, a pesar de la niebla, la vieja Seo. Y decimos a pesar de la niebla porque no hubo un día en nuestro viaje por estas tierras en las que no nos acompañara ese manto blancuzco que, como en esta ocasión, embellece las cosas.
Lérida es una escapada perfecta para cualquier época del año. En verano tal vez el sol no nos deje respirar con frecuencia, pero en invierno es un enclave perfecto, aunque el frío hace acto de presencia repetidamente. Nosotros íbamos de paso, ya que nuestra intención era hacer esquí Andorra, pero Lérida ayudó a que la estancia y la ruta fuera mucho más agradable.
Ya que hablábamos de la atalaya de la Seo hay que decir que esta vieja catedral es el símbolo de la ciudad leridana. Posiblemente estemos ante una de las iglesias más hermosas de Cataluña, algo que ya de por sí dice mucho. Construida en el siglo XIII, se asienta sobre la parte más alta de Lérida y, curiosamente, aparece precedida por el claustro, realizado a principios del siglo XIV.
Como amante de los claustros, me resultó curioso encontrarlo en la parte delantera y no en el interior del templo. Un buen amigo leridano me explicó el porqué: la escasez de espacio en la colina de la ciudad sobre la que se sitúa la catedral hizo que este claustro apareciera en el exterior, frente a la fachada.
Alrededor de la Seu Vella encontramos los restos de las murallas leridanas y, algo más al norte, la Zuda árabe, un alcázar del siglo IX que, tras la reconquista cristiana, se convirtió en el Castell del Rei.
Bajamos ya de la colina de la Seu Vella y nos encontramos en nuestro camino con la Plaça de Sant Joan. Precisamente veremos en ella el ascensor que nos facilita la subida hasta la catedral. Si queremos continuar nuestro paseo os recomiendo tomar el Carrer Major para llegar a la Plaça de la Paeria, en la que se halla el Ayuntamiento del mismo nombre, uno de los mejores edificios civiles de la ciudad.
Hay otros puntos de interés en Lérida que no podemos olvidar, como el Palau de la Diputació, la Plaça de la Catedral, esta vez la que alberga la Seu Nova, Catedral Nueva de finales del siglo XVIII; el Hospital de Santa María, convento de principios del siglo XVI; la Iglesia de Sant Llorenç, del siglo XIII, o el Museo de Arte Jaume Morera.
Un fin de semana sería tiempo suficiente para disfrutar de los atractivos de Lérida. Una ciudad que, en ocasiones, se ha quedado un tanto atrás en cuanto a los principales destinos turísticos de Cataluña, pero que sin embargo alberga tesoros de gran valor.
Foto Vía Foto Nostra
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