La actual dinastía de los monarcas españoles, los Borbones, ascienden al trono a principios del siglo XVIII. Con ellos llega un gusto exquisito por la arquitectura y las artes. Tal vez imitando a los reyes franceses, como Luis XIV, el Rey Sol, se impone una moda de querer deslumbrar con la construcción de grandes palacios y otras residencias. El epicentro de esa ostentación será precisamente Madrid.
Todo se torna elegante, delicado, sublime. Queremos imitar a Versalles, la pomposidad rimbombante, olvidarnos de la fría austeridad de los Austrias. Fijaros que, con la llegada al poder de Felipe V, se restaura por completo el Palacio Real de Madrid. Las obras quedan a cargo del italiano Juvara, quien le limpia totalmente la cara, dándole un cariz muy parecido al Versalles francés. Es el comienzo de la elegancia borbónica en Madrid.
Si tenéis reservados vuestros vuelos económicos a la capital española, nuestra Ruta de los Borbones en Madrid podría empezar precisamente en el Palacio Real. De allí nos dirigiríamos hasta la Puerta de Alcalá. Fue el rey Carlos III quien ideó este célebre monumento, a modo de arco del triunfo (¿os suena de algo a Francia?). Al igual que con el Palacio Real, le encarga el proyecto a un arquitecto italiano, Sabatini.
¿Porqué este gusto por los arquitectos italianos?. Era lo que se llevaba en la época. No parece que los monarcas borbónicos confiaran demasiado en la austeridad artística española. Ellos querían traer a Madrid la elegancia del barroco italiano y el neoclasicismo francés. La Puerta de Alcalá es un claro ejemplo de ello. Como arco del triunfo, no les podía recordar más a lo clásico, porque el de París se construyó un siglo más tarde.
La siguiente parada de nuestra Ruta de los Borbones en Madrid nos llevaría hasta Aranjuez. Allí el Real Sitio no puede ser más borbónico, no nos puede recordar más a Versalles. ¿A quién creéis que se le encargó precisamente el proyecto?. Pues sí, a un arquitecto italiano, a Giacomo Bonavia, quien contó con la ayuda del francés Etienne Il Boutelou para el diseño de los jardines. La idea de Felipe V a la hora de crear este lugar estaba clara: reflejar el poder español, al modo, cómo no, de Versalles.
Por último nos quedaría el Real Sitio de la Granja de San Ildefonso, situado apenas a once kilómetros de Segovia. Nos saldríamos un poco de los límites de Madrid, pero tenemos que citarlo porque el propio Felipe V quiso que los jardines de este lugar se asemejaran, o superaran, a los de Versalles. ¿Los diseñadores?. En esta ocasión franceses, René Carlier y Esteban Boutelou.
Cualquiera de estos puntos os llevará al recuerdo de una dinastía muy enraizada con el gusto francés. El origen navarro-francés de los Borbones está más que justificado.
Foto Vía Wim
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