La Plaza de Santa Ana, junto con las cercanas y pequeñas callejuelas del barrio de Huertas, es quizás una de las zonas más animadas y vibrantes de Madrid. A mí es uno de los lugares que más me gusta de la ciudad, porque es donde la gran urbe madrileña se hace popular e íntima. Tanto en la plaza como en sus alrededores hay cientos de bares de tapas, terrazas, cafés, pubs de todo tipo, restaurantes, etc…
Además, la plaza en sí está a pocos paso de la Plaza Mayor y la Puerta del Sol, centros neurálgicos de la ciudad. También es posible ir desde aquí a pie a los principales museos de Madrid. Por tanto, queremos que os llevéis un buen recuerdo de esta Plaza de Santa Ana.
La plaza fue originalmente el lugar donde se hallaba situado el Convento de Santa Ana, fundado en 1586, pero demolido durante el breve reinado de José de Bonaparte, el hermano de Napoleón, en 1810. En su lugar se creó la plaza en 1848.
En el lado este de la plaza os encontraréis el célebre Teatro Español, cuyos oríegenes se remontan a 1583, aunque fue reconstruido en 1807 debido a un terrible incendio. En este teatro, los escritores más importantes de España han visto representadas sus obras.
Al oeste de la plaza nos quedamos con la fachada de uno de los hoteles en Madrid más inconfundibles, el Hotel Reina Victoria. Este hotel fue construido en 1916, y desde sus amplios ventanales se pueden disfrutar, sin duda, de las mejores vistas de la plaza.
Fijaros, si tenéis la oportunidad, en las dos estatuas que juegan a ser protagonistas indiscutibles de la plaza. La primera está cerca del hotel, y se trata de Calderón de la Barca, el famoso dramaturgo español. La segunda se halla justo enfrente del Teatro Español, y recuerda al poeta granadino Federico García Lorca, fusilado por los nacionalistas durante la Guerra Civil española.
Hoy en día, como os decíamos antes, la plaza está llena de bares, cafeterías, restaurantes y cervecerías. Cada vez que tengo la oportunidad de visitar Madrid no dudo en acercarme hasta Santa Ana para sentarme a tomar algo en sus terrazas, y ver la vida pasar. Es una de las atracciones más interesantes que os puede ofrecer la ciudad.
Personalmente os recomendaría acercaros a ella los domingos por la mañana, cuando las familias salen a comprar el periódico, o el pan, y toman un paseo para, a mediodía, sentarse en las terrazas delante de una buena tapa y quizás una copa de vino. También la plaza se llena las noches de verano, después del calor sofocante del día. Las terrazas y los cafés de la Plaza de Santa Ana son el aperitivo para una noche de diversión en Madrid.
Foto Vía New York Times
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