Hay lugares simbólicos y emblemáticos que cualquier alicantino en la diáspora recuerda de su ciudad. Uno de ellos, sin duda, es la Explanada de España. Tengo precisamente un amigo de Alicante que, cada vez que la recuerda, habla de ella como uno de los paseos más bonitos de nuestro país.
A fe que no se deja llevar demasiado por el fervor de la tierra, porque es totalmente cierto. Alicante late desde la Explanada, punto de encuentro de turistas y lugareños, lugar donde se pasea, se mira y se vive la ciudad. Todo lo que siente Alicante lo conoce la Explanada. Allí todo se transmite, se habla y se cuenta, bajo las cuatro filas de palmeras que sirven como palio de sombra al paseo.
Si tenéis reservados vuestros hoteles en Alicante, la Explanada es uno de esos rincones de visita imprescindible en la ciudad. A cualquier hora del día es un deambular de gente. Curioso el mosaico del suelo, con sus teselas de mármol de color rojo, crema y negro que simulan las olas del mar que se agitan al fondo.
La Explanada es el típico paseo que, durante los fines de semana y festivos, se convierte en el centro neurálgico del buen ambiente. Es el sitio en el que nos encontramos todos. Difícil, por no decir imposible, que haya hoy algún alicantino que no haya mencionado nunca la expresión: «Le vi en la Explanada…» Porque desde aquí se llega además hasta el Puerto Mercante, el Puerto Deportivo y la Playa del Postiguet.
Las noches de verano son otro ambiente. La Explanada se viste de paseo y de excelso mirador hacia el Castillo de Santa Bárbara, el otro gran símbolo de la ciudad. Puestos ambulantes, artesanía, pintores que intentan captar la luz y el ambiente, colores, algarabía… Aquí en la Explanada se palpa todo el discurrir de Alicante.
Si venís a esta ciudad el paseo por la Explanada se antoja imprescindible. Daros un rato de calma y disfrutar del enclave más genuino de la ciudad.
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