Puerto de la Cruz es una de las ciudades más turísticas de la isla de Tenerife. Situada a unos 35 kilómetros de Santa Cruz, y muy cerquita de La Orotava, cuenta, además de playas, hoteles y otros servicios, con algunos interesantes atractivos en forma de monumentos.
Uno de los que más me llamó la atención, y no solo por su arquitectura sencilla y tradicional, sino por el entorno privilegiado en el que se encuentra, es la Ermita de San Amaro. Se trata de una de las construcciones más antiguas de la ciudad, ya que data de finales del siglo XVI, y fue levantada gracias al hacer de los propios vecinos de la zona, de ahí el fuerte arraigo que tiene entre ellos hoy en día.
En cualquiera de nuestros viajes Puerto de la Cruz debe ser una de las visitas que hagamos ya que, además de su carácter sencillo y tradicional canario, hay que destacar el magnífico Mirador de la Paz que se encuentra a su lado, desde el que obtendremos una maravillosa panorámica de toda la costa de la población. Precisamente es la Plaza del Mirador en la que se halla la ermita.
Centrándonos en la ermita, su aspecto actual data de finales del siglo XVIII. Es pequeña, de fachada blanca y, a simple vista, sin grandes ornamentos arquitectónicos. Consta de una sola nave y en su interior se veneran las imágenes de San Amaro y la Virgen de la Paz, además de albergar diferentes pinturas mejicanas del siglo XVIII.
Lo curioso del caso es que, a pesar de su sencillez (aspecto por el cual no llame tanto la atención de los turistas) hay que mencionar que estamos ante uno de los centros de peregrinación más importantes del Valle de La Orotava. Hasta aquí acudían cientos y cientos de peregrinos para celebrar, cada 15 de enero, las Fiestas de San Amaro.
Por tanto, una vez estéis en Puerto de la Cruz, pasead hasta la zona alta, la de los Acantilados Martiánez, para visitar esta Ermita de San Amaro. Y, de paso, asomaros al Mirador de la Paz y disfrutar de las mejores vistas de la costa.
Foto Vía Valentín Enrique
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