Una de las alternativas que nos proponía nuestra escapada a Palma de Mallorca era visitar el archipiélago de Cabrera, el único parque nacional existente en las Baleares. Como amantes de la naturaleza y la fotografía no podíamos permitirnos el lujo de desaprovechar la ocasión, y allá que nos dirigimos.
Nada más desembarcar en Palma con nuestros cruceros baratos, pusimos rumbo a la Colonia de Sant Jordi, situada a unos 50 kilómetros de Palma de Mallorca, desde donde se puede tomar una excursión en barco hasta Cabrera (también hay salidas diarias desde Portopetro). El recorrido es de apenas una hora, y se hace escala en la hermosa Sa Cova Blava.
Ya el recorrido en sí es todo un aliciente. Si tenemos suerte podemos divisar delfines a nuestro paso. La parada en Sa Cova Blava es preciosa. Se trata de una cueva a la que solo se puede acceder en barco. Magnífico el juego de contrastes entre la claridad del mar y la oscuridad de la cueva.
Cabrera fue declarado parque nacional en 1991, y está formado por dos islas, Cabrera y Conejera, y un total de 17 islotes menores. Desde el mar divisamos un territorio marcado por el verde, ya que en él viven más de 450 especies diferentes, y el famoso Faro de Cabrera. El barco atraca en un pequeño puerto, muy tranquilo, coqueto, rodeado de acantilados y pequeñas calas.
Uno de los patrimonios históricos de Cabrera es la fortaleza del siglo XIV que aparece en lo más alto de la isla. Las islas Baleares fueron durante varios siglos objetivo constante de los piratas berberiscos, de ahí que cualquier enclave costero debía estar bien guarecido, vigilado y defendido. Os recomiendo acercaros hasta la fortaleza y así visitar su museo y el monumento a los prisioneros franceses (esta fortaleza fue prisión durante la Guerra de la Independencia)
Desde la atalaya de la colina podemos otear el aspecto de la isla de Cabrera. Su costa es escarpada, llena de acantilados, pequeñas calas y playas. La tranquilidad que se respira y el contacto íntimo con la naturaleza hacen imprescindible esta excursión. Impresionante la claridad cristalina de sus aguas, cual espejo en el que nos pudiéramos reflejar.
Junto a la flora, en Cabrera viven una gran cantidad de aves marinas (se cree que en total pueden contarse unas 150 especies diferentes) como gaviotas y cormoranes, además de aves rapaces. No en vano este parque nacional está declarado Zona de Especial Protección para las Aves.
La visita a este archipiélago se puede hacer fácilmente en un día. Será una salida diferente, llena de belleza natural.
Foto Vía Moterus
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