Me imagino que lo habéis visto en muchas fotografías de Cuenca. Aunque, pensándolo bien, quizás vuestros ojos se hayan ido más bien hacia las Casas Colgadas, ese monumento natural que identifica a la ciudad, verdadero reclamo turístico. Sin embargo, el Puente de San Pablo es otro de los lugares dignos de mención.
Ya no sólo por su estructura, puente construido en hierro rojizo, sino porque es el mejor lugar para fotografiar precisamente a las Casas Colgadas de Cuenca. Este puente está situado sobre el río Huécar, el eterno arquitecto de la curiosa orografía de la ciudad. Dejaros el vértigo en el hotel, y cruzar el puente con nosotros.
El Puente de San Pablo se construyó en 1902 y mide unos cien metros de longitud. Tiene cinco arcos con pilares de unos cuarenta metros de altura, por lo que si de todas maneras padecéis de vértigo, lo mejor es cruzarlo sin más, sin mirar hacia abajo. Da quizás un poco de miedo, os lo digo por experiencia.
Mejor entonces no os contamos que el puente actual se construyó para sustituir al antiguo que se desmoronó, aunque a conciencia, ¿eh?. Pero claro, el viejo había sido construido a finales del siglo XVI. El actual conecta el Convento de San Pablo con el centro urbano de Cuenca, y como os digo, ofrece unas vistas espectaculares.
Cuando lo crucé oí a otros turistas que me dieron la clave del interés de este puente. Y es que hasta que no estamos en este puente no descubrimos con total certeza la definición exacta de las Casas Colgadas de Cuenca. La panorámica es sublime, y no habría que perdérsela por nada.
Curiosamente su estructura no gustó mucho en la época. Teniendo en cuenta que el anterior era de piedra, y quizás más llamativo y estético, éste de hierro rojo no pegaba demasiado. Las autoridades de Cuenca decidieron que, cuando hubiera presupuesto se construiría otro. Sin embargo, el dinero nunca llegó, y nos quedamos con el que vemos hoy. Cosas de la vida, ¿no?.
Las vistas que se tienen, no sólo de las Casas Colgadas, sino también del Convento de San Pablo, actual Parador Nacional de Turismo de Cuenca, el barrio de San Martín, el Cerro del Socorro y el barrio del Castillo son realmente incomparables. Seguro que, en cualquier otro lugar, pagarían millonadas por tener algo así.
Foto Vía El País
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