No hay nada mejor para relajarse en el centro de Madrid que el Parque del Retiro. Fue precisamente en este hermoso lugar donde estuvo situado el palacio real del rey Felipe IV, en el siglo XVII, construido cerca de lo que es hoy la puerta oeste que lleva su nombre. Después de actuar como lugar de recreo de la familia real, el Parque del Retiro fue abierto al público hace 150 años.
Al este del Museo del Prado, la Puerta de Felipe IV se abre a un jardín de arbustos podados y estatuas de piedra. Un camino nos conduce hasta el famoso lago navegable, frente al imponente monumento de Alfonso XII, quien fue rey desde 1875 a 1885, en la segunda restauración borbónica.
El lago es el principal foco de actividades dentro del parque. Los cafés ofrecen bebidas y aperitivos a aquellos que se acercan aquí para charlar, leer o simplemente descansar. Las familias dan un paseo junto al agua, un saxofonista toca piezas de jazz, creando un ambiente especial, parejas de enamorados reman sobre el lago, ciclistas, patinadores y corredores esquivan a los amantes de las fotografías.
Repartidos por todo el parque se hallan otros monumentos de menor importancia que conmemoran el pasado colonial español. Los caminos llevan el nombre de los países de América Latina y los héroes españoles, desde la Avenida de México, en la entrada norte, a la Plaza de Honduras, en la Puerta del Ángel Caído, 800 metros más al sur.
A un corto paseo desde el lago navegable se halla el Palacio de Velázquez, construido en 1884 y que hoy se utiliza para exposiciones temporales. Un poco más adelante se halla el Palacio de Cristal, en forma de cúpula, al estilo del Crystal Palace de Londres. Originalmente fue diseñado para albergar plantas tropicales, pero hoy en día se usa para exposiciones de arte.
Es fácil llegar hasta el Parque del Retiro, ya que está a poca distancia de varias estaciones de Madrid. Es un lujar ideal para relajarnos del intenso tráfico de la capital madrileña, disfrutando del ambiente antiguo y moderno de la ciudad.
Foto Vía Tripadvisor
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