Dicen que pasear por el centro histórico de Granada es todo un lujo. Y vaya que sí lo es. Sus callejuelas empedradas y sus plazas recoletas rezuman historia por todas partes. Para colmo, podemos ir de compras, ya que en los alrededores de la Catedral de Granada se sitúa la Alcaicería, una serie de calles llenas de tiendas de artesanía.
Algunos que han estado por allí en sus hoteles Granada hablan de un pequeño bazar árabe. Tanto es así que, en la época musulmana, aquí se vendía seda, y hoy podemos comprar no sólo artesanía, sino también especias e inciensos. Hoy ya no tiene quizás el encanto de antaño, pero qué duda cabe que es una visita imprescindible si estáis paseando por Granada.
Se puede comprar la típica fajalauza granadina, una cerámica pintada preciosa, farolas de cristal coloreado e incrustaciones de madera o taracea. Como dicen muchos turistas, parece un bazar árabe. Los puestos están situados en callejuelas estrechas, con infinidad de mercancías y una explosión de colores.
No os preocupéis porque no hay pérdida dentro de la Alcaicería. Si seguís en línea recta, seguro que encontráis la salida en forma de alguna plaza recoleta del centro histórico. Y como todo bazar árabe, hay que regatear con la mayoría de los vendedores. El único pero, y lo volvemos a repetir, es que se trata de un bazar turístico, no como el de algunas ciudades árabes que imaginamos.
Eso también conlleva que algunos puestos vendan su mercancía un poco cara, para aprovecharse de los turistas. Eso sí, el encanto de perderos en la Alcaicería es algo que no debería faltar en nuestra lista de cosas sobre qué ver en Granada.
Además, entre tienda y tienda, podéis encontrar teterías típicamente musulmanas, y daros un descanso probando los tés morunos. Aquella Alcaicería bulliciosa de hace algunos siglos, y que tuvo que ser reconstruida tras un terrible incendio en el siglo XIX, es uno de los lugares más populares y llamativos de Granada.
Foto Vía My Little Black Dress
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