A medida que uno se va acercando a Tortosa, situada a unos 85 kilómetros al sur de Tarragona, va divisando en el horizonte la imponente silueta de uno de sus monumentos más emblemáticos. Allí se yergue, hoy como Parador Nacional de Turismo, el Castillo de la Zuda, en el lugar exacto en el que tuvo sus orígenes la ciudad allá por la época íbera.
De acrópolis romana pasó a ser ciudadela árabe, hasta que Jaime I, con la reconquista de la ciudad, lo convirtiera en palacio real. Como os decimos, hoy es el Parador Nacional de Tortosa, un mirador privilegiado donde alojarse ya que desde aquí se divisa una magnífica panorámica, en la que se incluye especialmente la sugerente silueta del Ebro.
Para llegar a Tortosa bien podríais reservar vuestros vuelos a Reus, el aeropuerto más cercano a la localidad, y desde allí alquilar un coche para descubrir esta fortaleza. Fue construida en su origen por los musulmanes, y a finales del siglo XIII ya se convirtió en residencia real, dicen los expertos que la favorita de Jaime I, aunque también llegó a ser Tribunal de Justicia de la época.