La actual dinastía de los monarcas españoles, los Borbones, ascienden al trono a principios del siglo XVIII. Con ellos llega un gusto exquisito por la arquitectura y las artes. Tal vez imitando a los reyes franceses, como Luis XIV, el Rey Sol, se impone una moda de querer deslumbrar con la construcción de grandes palacios y otras residencias. El epicentro de esa ostentación será precisamente Madrid.
Todo se torna elegante, delicado, sublime. Queremos imitar a Versalles, la pomposidad rimbombante, olvidarnos de la fría austeridad de los Austrias. Fijaros que, con la llegada al poder de Felipe V, se restaura por completo el Palacio Real de Madrid. Las obras quedan a cargo del italiano Juvara, quien le limpia totalmente la cara, dándole un cariz muy parecido al Versalles francés. Es el comienzo de la elegancia borbónica en Madrid.
Si tenéis reservados vuestros vuelos económicos a la capital española, nuestra Ruta de los Borbones en Madrid podría empezar precisamente en el Palacio Real. De allí nos dirigiríamos hasta la Puerta de Alcalá. Fue el rey Carlos III quien ideó este célebre monumento, a modo de arco del triunfo (¿os suena de algo a Francia?). Al igual que con el Palacio Real, le encarga el proyecto a un arquitecto italiano, Sabatini.