Baqueira, una de las estaciones «mas glamorosas» de Europa

esqui BaqueiraLa página web diarioabierto.es publicó recientemente un artículo donde ha clasificado a las cinco estaciones de esquí más glamourosas de Europa.

Entre ellas se encuentran la española Baqueira Beret que destaca por su buen trato y cuidado al cliente rodeada de un ambiente Románico.

Lo cierto es que el esquí en Baqueira a pie de pista es una de las más atractivas en el Valle de Arán que ha sabido conservar su arquitectura tradicional, con sus casas de piedra y madera donde sus pequeños pueblos cuentan con una iglesia románica.

Llavorsí, turismo de aventura en el Pirineo Catalán

Llavorsi

En la comarca leridana del Pallars Sobirá hay un punto en el que se encuentran los valles de Cardós, Aneu y de Ferrera. Valles pirenaicos de enorme belleza en los que, tanto en invierno como en verano, se pueden hacer numerosas actividades y disfrutar del turismo rural junto a la montaña.

Este punto de confluencias es Llavorsí, un pequeño pueblo atravesado por el río Noguera Pallaresa, a escasos kilómetros del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Un lugar especial para aquellos que buscan el turismo de aventura o están mirando algunas ofertas de esquí.

Los folletos y guías turísticas de Llavorsí y sus alrededores nos ofrecen gran cantidad de posibilidades. El río que atraviesa el pueblo se presta ya para la práctica de la pesca de la trucha y el piragüismo. En verano son muchos los que se lanzan a su descenso desde la propia población.

Solsona, rincon medieval en Lleida

Solsona

Mi intención era visitar Cardona, uno de los pueblos más pintorescos de la provincia de Barcelona. Uno de esos enclaves medievales, de calles empedradas, casonas nobiliarias y una fortaleza que han convertido en Parador de Turismo para que parezca que nos alojamos en pleno castillo.

Allí me hablaron de Solsona, otro lugar encantador, ya en la provincia de Lleida, a solo 20 kilómetros de Cardona. Ya que habíamos llegado con nuestros vuelos low cost a Barcelona, la excursión había que aprovecharla bien. De esta manera nos fuimos a conocer esta población ilerdense.

Tal vez no llame tanto la atención como Cardona, pero el centro histórico de Solsona merece mucho la pena. Sus viejas murallas y las puertas de Llobera, el Pont y Castell nos recuerdan el pasado medieval y las escaramuzas que se vivieron por estas tierras siglos ha. Todo este enjambre de callejuelas rodean uno de los grandes monumentos del municipio, la Catedral de Solsona.

Lérida y la atalaya de la Seu Vella

Lerida

Allá arriba vigila nuestra llegada a Lérida, a pesar de la niebla, la vieja Seo. Y decimos a pesar de la niebla porque no hubo un día en nuestro viaje por estas tierras en las que no nos acompañara ese manto blancuzco que, como en esta ocasión, embellece las cosas.

Lérida es una escapada perfecta para cualquier época del año. En verano tal vez el sol no nos deje respirar con frecuencia, pero en invierno es un enclave perfecto, aunque el frío hace acto de presencia repetidamente. Nosotros íbamos de paso, ya que nuestra intención era hacer esquí Andorra, pero Lérida ayudó a que la estancia y la ruta fuera mucho más agradable.

Ya que hablábamos de la atalaya de la Seo hay que decir que esta vieja catedral es el símbolo de la ciudad leridana. Posiblemente estemos ante una de las iglesias más hermosas de Cataluña, algo que ya de por sí dice mucho. Construida en el siglo XIII, se asienta sobre la parte más alta de Lérida y, curiosamente, aparece precedida por el claustro, realizado a principios del siglo XIV.

Bellver de Cerdanya, historia de piedra en el Pirineo de Lérida

Bellver de Cerdanya

Imagino hoy desde la comodidad caliente de casa la blanca silueta del pueblo de Bellver de Cerdanya. Allí estuve el invierno pasado, disfrutando de sus paisajes, del frío atenazante que nos esperaba cada mañana como un guía turístico invisible. Situado en la provincia de Lérida, muy cerca del Parc Natural del Cadí-Moixeró y de la frontera con Francia, Bellver de Cerdanya es un grato lugar para pasar un fin de semana de turismo rural en el Pirineo leridano.

Nosotros teníamos reservados nuestros hoteles en Andorra, de ahí que Bellver de Cerdanya fuera una de nuestras excursiones, ya que apenas lo separan 50 kilómetros del principado. Recuerdo el frío, en ocasiones intenso. No en vano, ocho kilómetros al norte de Bellver se halla Talltendre, considerado el pueblo más frío de España, ya que tiene una temperatura media anual de solo 5 grados.

Lo más recomendable es pasear por el Barrio de la Plaza, casco histórico de Bellver de Cerdanya. Se trata de un pequeño conjunto empedrado, medieval, cuyo centro neurálgico es la Plaza Maior del 27 de Abril. Su laberinto de calles y callejuelas nos recuerdan la época en la que Bellver, más que un pueblo, era una fortificación con murallas y torres defensivas.

Esterri d’Aneu, turismo de encanto en el Pirineo catalán

Ahora que se acercan las vacaciones de invierno lo más probable es que muchos de vosotros tengáis ya pensado vuestro próximo destino. Son unos días en los que bien podemos elegir entre el turismo rural o la nieve, pasando por una escapada más veraniega en busca del sol. Yo prefiero la tranquilidad de un pueblo con encanto, a ser posible de estampa blanca, cerca de algún resort de esquí y así disfrutar también de este deporte.

Es lo que el año pasado me ofreció el pequeño pueblo de Esterri d’Aneu, posiblemente el rincón más importante del Vall d’Aneu, en el Pirineo catalán, muy cerca ya de la frontera con Francia y a unos 155 kilómetros al norte de Lérida. Reservamos nuestros hoteles en Baqueira (la estación de esquí está a menos de veinte minutos en coche de este pueblo) y desde allí, en una excursión por los alrededores, dimos con Esterri d’Aneu.

Este pueblo es un pequeño encanto de piedra a orillas del río Noguera Pallaresa, que corre frío y cristalino por todo el valle. Precisamente el puente medieval que se asoma al curso de agua es uno de los puntos de interés de la población. Fue construido en el siglo XIII en estilo románico y tiene 28 metros de longitud por 9 de alto. Asomados a él la belleza del lugar es gratamente silenciosa.

Lladorre, en el corazón del Pirineo en Lérida

La última vez que estuvimos en Andorra le preguntamos al recepcionista de nuestro hotel por algún pueblo pintoresco que pudiéramos visitar en los alrededores. Era primavera, y las carreteras en esta ocasión nos permitían el poder salir en coche y disfrutar de la naturaleza y la enorme tranquilidad que se respira por esta zona.

Nos dijo que como pueblos pintorescos había muchos, pero que en esta ocasión se iba a permitir el lujo de recomendarnos su rincón natal, Lladorre. Se encuentra a unos cien kilómetros al oeste de Andorra, en la provincia de Lérida, más concretamente en la comarca del Pallars Sobirá. Haciéndole caso, nos dispusimos a dejar nuestro hotel + forfait durante este día y poner rumbo a Lladorre.

Realmente nuestro amigo no nos quiso dar muchas pistas sobre su pueblo. Mejor así, ya que, a medida que íbamos llegando fuimos descubriendo un paisaje fascinante. La naturaleza emergía con verdadero esplendor, y el sabor del frío aún merodeaba los contornos. Pequeñas poblaciones, casas de piedra de la que aún escapaba el humo de las chimeneas, y un colorido que parecía dar manotazos de entre la niebla.

Visita la Seu Vella de Lérida

Curiosamente Lérida es la única de las cuatro provincias que conforman Catalunya que no tiene línea de costa. Realmente, con la gran cantidad de atractivos que tiene, no creo que le haga falta. La ciudad ilerdense, cuyo nombre proviene de la tribu íbera ilergete que la fundó, permaneció casi cinco siglos en poder de los musulmanes.

Muchos de los vestigios que encontraréis en ella proceden de aquella época, o de los siglos posteriores a la reconquista. Si tenéis pensado llegar a Lérida con vuestros vuelos baratos, disfrutaréis de un centro histórico realmente interesante. Del corazón del mismo emerge el edificio de la Seu Vella, la catedral vieja, para mi gusto una de las iglesias más bonitas que se pueden encontrar en toda Catalunya, símbolo de la ciudad.

Domina la ciudad desde la colina en la que se asienta, y fue construida a finales del siglo XIII. A su alrededor hay una espesa zona ajardinada, con jardines y vestigios de murallas del siglo XVIII, y especialmente un claustro precioso, erigido en el siglo XIV. Lo más llamativo es que, a diferencia de otras iglesias, el claustro se halla delante de la iglesia, posiblemente por la falta de espacio en la colina para colocarlo dentro del templo.

Torre de Capdella, turismo rural en los Pirineos

Cuando llega el invierno, una dulce alfombra blanca se extiende sobre el rostro de la Torre de Capdella. No me extraña que, viéndolo, muchos digan que estamos ante uno de los pueblos más bonitos del Pirineo leridano.

Hace frío en estas fechas, pero eso poco importa. De lejos se oye el tintineo de las aguas del río Flamisell. Este pueblo se halla a poco más de 1.000 metros de altitud, y desde aquí se pueden hacer excursiones por la zona, como al Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, o incluso para hacer esquí en Baqueira.

Las casas de Torre de Capdella parecen ir subiendo poco a poco el cerro en el que se hallan enclavadas. De los tejados sobresale la silueta de la Ermita de San Martí, templo de estilo románico de enorme sencillez y belleza, y que fue declarado en el 2007 Bien Cultural de Interés Nacional.

Salardú, el corazón del Valle de Arán

Cada vez son más los que escogen el pequeño pueblo de Salardú para una maravillosa escapada de fin de semana. Apenas tiene algo más doscientos habitantes, lo que ya os da una idea de la tranquilidad que se respira aquí. Situado en el pintoresco Valle de Arán, se halla a unos 170 kilómetros al norte de Lérida, y a nueve kilómetros de Vielha.

Es de esos típicos pueblos con encanto que merece la pena disfrutar. En invierno quizás haga bastante frío, ya que se halla a unos 1.276 metros de altitud, en plenos Pirineos, por lo que os lo recomiendo especialmente para la primavera y el verano, cuando las temperaturas son suaves, sin llegar a ninguno de los extremos.

Es un placer pasear por sus callejuelas empedradas y sinuosas, bastante empinadas, por cierto. Todas ellas parten de su amplia plaza central, y en muchas aún pueden verse restos de la vieja muralla del siglo XIII, como el Portal de Pallars. No dejar de visitar la preciosa Iglesia de Sant Andreu, con la imagen interior de Sant Crist de Salardúdel, que data del siglo XII, y su campanario, del siglo XIV.