Nos hemos venido hoy hasta La Rioja, tierra que muchos conocen especialmente por sus vinos pero que guarda en sus entrañas muchos otros tesoros desconocidos. Una región marcada especialmente por su situación geográfica, que la convirtió desde siempre en paso fronterizo entre Aragón y Castilla.
Precisamente uno de esos tesoros que no suelen ser tan afamados es el Castillo de Davalillo que nos ocupa hoy. Lo encontramos a solo cinco kilómetros del pueblo de San Asensio, sobre un cerro a orillas del Ebro. Una fortaleza que fue declarada en 1949 Bien de Interés de Cultural y que tiene muchas cosas que contarnos.
Fue construido entre finales del siglo XII y principios del XIII durante el reinado de Alfonso VIII, con el fin de proteger Castilla, junto con el Castillo de Briones, de los ataques de los ejércitos navarros. Su estructura se hizo a base de piedra de sillería con relleno de morrillo. Desde sus orígenes y hasta 1656 perteneció a los Manrique, duques de Nájera.