No soy yo precisamente hombre de muchos museos, a pesar de que el arte en general me apasiona. Lo que quiero decir es que no soy de los que se pasan horas y horas recorriendo estos lugares, cuando tal vez no haya mucho tiempo y tengamos más visitas por delante. Sin embargo, el Museo Diocesano de Jaca me dejó una impresión más que agradable para lo que me esperaba.
Teníamos pensado pasar unas vacaciones de esquí en los Pirineos aragoneses, de ahí que reservamos un hotel + Forfait cercano. Un día lo dejamos para acercarnos a Jaca, ya que tenía ganas de ver un poco la ciudad, especialmente su imponente catedral, construida en el siglo XI, una de las más interesantes del románico español.
Lo curioso del caso es que, dentro de ella, tuvimos la oportunidad de completar nuestra visita con el Museo Diocesano de Jaca. En el folleto que cogimos a la entrada de la catedral consideraban este museo como uno de los más importantes de España en cuanto a pintura románica se refiere. Como es una época que me gusta considerablemente, no pude por menos que visitarlo. Y la verdad es que la experiencia fue más que estupenda.