Las Islas Baleares son, en realidad, mucho más que sol, playa y fiesta. Cada una de las islas que lo conforman son especiales, con características propias y particulares, con un sabor especial en el aire. El ejemplo más claro lo encontramos quizás en Menorca que hace de sus características una virtud. Causa de ello es, en gran parte, la ciudad de la Ciutadella, el cual lo podemos recorrer a pie sin grandes problemas.
Lo primero que descubriremos de la Ciutadella son sus calles medievales. En el centro de su casco antiguo podremos disfrutar con el Born, con la antigua plaza de armas que conformaba la ciudadela medieval. Un obselisco es el sello que marca que este lugar es el centro, el tradicional escenario de fiestas y actos sociales que tienen lugar en la ciudad.
Entre los principales edificios del lugar, de la plaza, figura el Ayuntamiento, hecho sobre el antiguo alcázar árabe. El consistorio actual es del siglo XIX y todavía conserva algunos restos de su construcción primitiva árabe. Otros edificios que se pueden visitar son, por un lado, el Palacio Salort, que en determinadas épocas del año puede podremos visitar sus dependencias y, por otro lado, el Palacio Vivó, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el cual posee una singular fachada roja de estilo neoclásico y decorada con motivos tradicionales de la isla.