No es la primera vez que le oigo a alguien decir que Mojácar es como la Ibiza andaluza. Y no solo por su ambiente y sus playas, sino también por el pintoresco encanto de sus casitas blancas y el ambiente hippie que en los últimos años ha llenado de singularidad las calles de este pueblo de la zona oriental de la provincia de Almería.
Si tenéis pensado reservar vuestros hoteles en Mojácar con Viajar.com, las empinadas calles de este enclave de sol y blancura os transportarán a viejas historias medievales. Su ubicación en lo alto de una colina (qué belleza acercarse en coche hasta aquí y divisar el tropel de sus casas apiñadas) nos permite contar con varios miradores hacia el Mediterráneo.
Al abrigo del colorido de las macetas en los balcones y las verdes enredaderas de las tapias, subimos por el empedrado del pueblo para llegar hasta los miradores de la Plaza Nueva o del castillo. La mirada se nos pierde tanto en el horizonte azul del mar como en el blanco inmaculado que corre presuroso a nuestros pies.