Si estamos buscando un fin de semana tranquilos, sin más desorden que la calma, la tranquilidad y la cultura, Casar de Cáceres es un bonito pueblecito situado en Cáceres (a tan sólo diez kilómetros de Cáceres ciudad) y a hora y media de cualquiera de las ofertas de vuelos que lleguen al aeropuerto de Badajoz.
Las casas de Casar de Cáceres se arremolinan en torno a la iglesia de la Asunción, del siglo XVI y bajo el inevitable vuelo de las cigüeñas, habitantes particulares y ya huéspedes normales del pueblo.
Uno de los pequeños secretos, pequeñas delicias que muchas veces el viajero echa de menos es el desayunar muy por la mañana, ya sea por insomnio o por cualquier actividad que se quiera hacer desde primera hora. Pues bien, en Casar esto no es un problema, pues como buen pueblo español, desde las seis de la mañana podremos disfrutar de un buen desayuno.
Después de desayunar de esta guisa, podemos dedicar toda la mañana a disfrutar del pueblo, de sus virtudes. El pueblo, en su parte más antigua, es todo un dédalo de callejas rectas y blancas, con sus enrejados y típicas macetas en balcones y ventanas. Se trata de un escenario en el que a principios de año, los cófrades de la cofradía de Ánimas procesionan cantando y rezando por el espíritu de los difuntos, todo un espectáculo. Si no son las fechas, nos podemos imaginar cómo será si partimos desde la casa del Mayordomo y nos los imaginamos con la capa española de paño negro y bajo la luz de los faroles. Se trata de una tradición que se mantiene desde el siglo XVII, aunque antes, el último domingo de noviembre (más próximas a nuestras fechas), podremos presenciar la ceremonia de relevo de la cofradía en la iglesia de la Asunción.
Una vez demos una pequeña vuelta por el pueblo, a eso de la media mañana, podemos coger la mochila e ir a visitar las cuatro ermitas del pueblo, dedicadas a San Bartolomé, Los Mártires, La Soledad y Santiago respectivamente. Podemos recorrer las ermitas a través de un camino balizado de más de 18 kilómetros que nos introduce primero en Los Llanos y después nos da una vuelta por la ribera del río Almonte, por algo la ruta se llama Ruta de los Riberos. Otra posibilidad para conocer los alrededores del lugar es seguir unos kilómetros de la Ruta de la Plata. Podremos caminar por pistas en buen estado de conservación donde desemboca un tramo original de la calzada romana.
En fin, una visita de cultura y curiosidad al típico pueblo de la España profunda.
Foto Vía: cotallo nonocot
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