Se acercan las vacaciones de verano y con ellas esos días de ocio, descanso y diversión que todos nos merecemos. Unos optamos por destinos tranquilos, mientras otros prefieren el bullicio y el ambiente de fiesta. Para esto último Ibiza es todo un paraíso. La noche y el día se convierten en un mismo escenario, y durante las 24 horas aquí no se para.
Pero además de discotecas y locales de ocio, unas vacaciones Ibiza son también un momento especial para pasarlo tranquilamente relajados al abrigo de una de sus innumerables calas. Una de mis favoritas es Cala d’Hort, situada apenas a 25 kilómetros de la propia Ibiza, por la carretera de San Josep de Sa Talaia.
Cala d’Hort es una playa pequeña, de solo 150 metros de longitud, pero que cuenta con servicios de alquiler de hamacas y sombrillas, dos restaurantes y socorrista. Más que la playa en sí y sus servicios (algo que no tienen todas las calas ibicencas) lo que me gusta de Cala d’Hort es su entorno y sus maravillosas vistas al mágico islote de Es Vedrá. Eso sí, hay que ir tempranito, especialmente en verano, porque se llena de gente.
Otro gran momento para visitar esta cala es durante el atardecer. Las calas de Ibiza nos muestran con el ocaso una de las estampas más singulares de la isla. Ver cómo el sol desciende sobre las aguas, con el islote de Es Vedrá a solo unos cientos de metros de la orilla, es todo un espectáculo.
El entorno de Cala d’Hort lo completan unos magníficos acantilados, rodeando esta cala en forma de uve, y una serie de pinos que le dan un carácter natural de gran belleza. Solo por ver desde la cala el islote de Es Vedrá merece llegar hasta aquí. Dicen que se trata del tercer punto más magnético del mundo, tras el Polo Norte y el Triángulo de las Bermudas. Leyendas aparte, es una maravilla sobre todo al atardecer.
Foto Vía Can Martí
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