Arcos de Jalón, pueblo con encanto en Soria

Me gustan los pueblos antiguos, rincones que viven el paso de los años bajo su lluvia de tejados y un manto de piedras y calles recoletas. Esos pueblos que te encuentras por el camino como la grata sorpresa del turista, sin una cita preconcebida. Así fue como descubrí, al poco de salir de Medinaceli, el vetusto encanto de Arcos de Jalón.

Apenas a una hora al sur de Soria, camino del célebre Monasterio de Santa María de Huerta, Arcos de Jalón te recibe silencioso y humilde. El río Jalón guarda cierto parecido en lo que hace con los mejores arquitectos de la tierra. Las hoces escarpadas que va dejando a su paso marcan su singladura como una flecha indicativa.

El horizonte de Arcos de Jalón está coronado por su castillo, una fortaleza construida en el siglo XIV. De sus restos emerge la figura romántica de la Torre del Homenaje. Me hago una idea de lo que pudo ser, y de paso contemplo unas hermosas vistas de todo el pueblo.

Se baja a Arcos de Jalón en busca de sus principales atractivos. Como todo pueblo que se precie cuenta con su iglesia parroquial, la que, a partir de ella, fue viendo crecer a toda la población. Se trata de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida a mediados del siglo XVI. Poderosa y recia, en su interior destaca un retablo barroco, con un Cristo del siglo XVII, y un órgano del XVIII.

Alrededor de la iglesia un laberinto de callejuelas de sabor rancio y medieval. Realmente no hay mucho más atractivo que ver en Arcos de Jalón. Solamente apreciar el entorno de piedra que te rodea.

Porque tal vez el gran interés de este pueblo se centra en la naturaleza que lo circunda. Rutas turísticas hay por doquier para practicar el senderismo o el cicloturismo. Desde las Gargantas del Jalón, siguiendo los desfiladeros del río, hasta la Laguna de Judes, un espacio rodeado de una intensa vegetación.

Arcos de Jalón es una breve parada en el camino que te sirve para aumentar el encanto de una tierra castellana que acaba enamorándote. Entre Medinaceli y el Monasterio de Santa María de Huerta, como una gota pintoresca sobre el tejado de tu ruta.

Foto Vía Geolocation

 

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