Bajando por la carretera de la costa que parte desde Las Palmas llegamos al Aeropuerto de Gran Canaria. Allí una desviación nos indica el camino hacia San Bartolomé de Tirajana, el municipio más grande de toda la isla, y al que por ejemplo pertenecen destinos tan turísticos como Maspalomas, con sus playas y sus dunas, y la Playa del Inglés.
En verano San Bartolomé de Tirajana y sus alrededores son un hervidero de turistas. A decir verdad, el buen tiempo hace que todo el año unas vacaciones Gran Canaria en esta zona sean algo a tener muy en cuenta. Sin embargo, con la llegada de los meses estivales las playas y centros de ocio multiplican su población de manera notable.
San Bartolomé de Tirajana tiene su origen en la humilde parroquia dedicada a este santo que se levanta por estos lares en el siglo XVI. Aquel templo original se derribó tres siglos más tarde para construir el que podemos ver hoy, consagrado en 1922 y en el que destacan especialmente sus vidrieras y el retablo principal, con las figuras de la Inmaculada y San José.
Pocos podían pensar en aquel entonces que los más de treinta kilómetros de costa que pertenecen a San Bartolomé de Tirajana se iban a convertir en los más turísticos de la isla. Las playas de Maspalomas, el Inglés y San Agustín son aptas tanto para disfrutarlas en familia como para realizar cualquier deporte acuático.
Al atractivo de estas tres playas de bandera azul por la comunidad europea hay que añadirle otros lugares de interés. Debemos visitar, sin duda, la Charca, el Oasis y las Dunas de Maspalomas, declarado Paraje Natural de Interés Nacional. Las famosas dunas surgen en la Playa del Inglés, y desde allí hacen un perfecto recorrido hacia el oeste. Posiblemente estamos ante uno de los paisajes más hermosos y singulares de Gran Canaria.
Otros elementos naturales que podemos ver en los alrededores de San Bartolomé de Tirajana son el Barranco de Ayagaures y Pilancones, con el pino de Pilancones que mide más de 50 metros de altura, así como el Palmeral de Fataga, que se entremezcla con los tejados rojos de Fataga.
Ya veis que San Bartolomé de Tirajana no solo vive del turismo de sus playas, de Maspalomas o de los recursos turísticos de sus hoteles. El entorno natural que le rodea hacen de él un destino que puede ofrecer mucho más.
Foto Vía Geolocation
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